lunes, 13 de octubre de 2008

No todo es Oro


Ni siquiera Plata, hay mucho más en que posiblemente mejor grupo de la historia, más que una película de argumento imposible, más que un cliché gay, más que un triunfo en un festival, más que la obsesión de un país al que le cuesta avanzar musicalmente...

Detrás esta la valentía de hacer avanzar un género, de no tener adentrarse en géneros, de no tener miedo a tratar temas.

Porque no sólo de Oro vive el hombre, porque seguro que hubo gente que sintió que besar a su profesor o fantasear con ello no era tan malo. Porque si tu madre no lo sabía es que estaba ciega. Y porque no hay que tener miedo de dar un paso más, el siguiente tren, ir al próximo lugar, algo bueno encontrarás, y como mímino algo aprederás:

Que aunque la historia únicamente nos muestre el Oro, la Plata a veces lo supera, y todos cantaron, aunque la historia los haya olvidado.

¿Para qué perdonar?


Porque hay que perdonar, si no significa nada el perdón, si da igual perdonar o no, si la decepción está superada y no hace falta perdonar para sentirte mejor.

Una escapada siempre es algo emocionante, siempre se preparan aunque sea un par de días, pero si te quedas esperando, si no llega nunca a la hora convenida, si te quedas esperando, si el móvil no está operativo, si tienes que volver por tus pasos a una decepción.

Si te preocupas por si pasó algo, si el móvil está operativo pero nunca hay contestación, si pasa año y medio, y nunca tienes una explicación de aquello, si ya lo has olvidado.

Una llamada un año y medio después, como si nada, un enfado que ya no es enfado, unos reproches que se hacen por ser políticamente correcto, y unos "los siento" que ya no saben a nada, acompañados de unas excusas que ya no importan.

¿Para qué perdonar? Si el perdón no importa. ¿Para que la otra parte se sienta mejor? Sinceramente me da igual.

Estás perdonado, quédate todo el perdón.

domingo, 12 de octubre de 2008

Perspectivas

Perspectiva ELLA

Dos semanas viendo la versión extendida de "El señor de los anillos", las tres películas, las tres extendidas. Aunque él las había visto mil veces, quiso que las viéramos juntos, no existió nada más, sólo anillos, elfos y enanos luchando por un anillo, una y otra vez sin final. Por más que me durmiera, se daba cuenta, y al día siguiente me daba cuenta que paró la película y continuaba viéndola donde me dormí la noche anterior. No había forma de librarme, al final me rendí, las ví, lloré incluso, de desesperación por aquella condena de la que no podría librarme, de dolor por no querer dormir, por querer que aquella tortura pasara rápido, que aquellas películas terminaran y que lo de extendido únicamente fuera una forma de hablar. Pero no era una forma de hablar, se extendieron, y pasé la prueba de amor.

Perspectiva ÉL

No quería verlas, pero al final las vimos poco a poco, sin agobios. Sabía que le iban a gustar, al final hasta lloraba y todo.