jueves, 7 de agosto de 2008

Round Two!

Ha llegado el momento, la segunda oportunidad de vacaciones, las anteriores fueron para olvidar, de hecho, ya las he olvidado.

Parto pronto por primera vez desde la tierra de una bloguera, a la tierra de un bloguero surfero, para conocer todo lo que puede ofrecer ese gran rincón totalmente desconocido para mi.

Odio hacer las maletas, pero es un castigo justo por la oportunidad de una nueva aventura, una aventura donde espero no sentirme solo, espero disfrutar y espero no querer olvidarla.

lunes, 4 de agosto de 2008

Finjo, luego existo.

Creo que mi búsqueda de pertenencia es lo que ha llevado mi vida, por alguna razón que me cuesta alcanzar a comprender, el mundo siempre me ha colocado en los lugares donde no pertenezco, donde sólo he pertenecido fingiendo, nunca me sentí agusto en el colegio, nunca en el instituto, menos en la universidad... aunque probablemente ha sido la época más feliz de mi vida, si fingia, pertenecía. Y sobre mi presente en el trabajo, estoy en ello.

Que pena no tener patria en el corazón, pena que nunca nadie me haya dado un abrazo sin juzgarme, pena de haberme sentido solo, pena de no haber huido cuando sabía que lo tenía que hacer.

¿Por qué me quedé?

La fuerza del dolor


De lejos señalaban, hacía tiempo que dejaron de mirarla como antes, y es que por alguna razón por más que lo intentaba, no había conseguido perder el peso que ella quería.

La miradas se habían vuelto absolutamente inquisidoras, las miradas se reían de lo que comía, las miradas no comprendían, las miradas juzgaban, las miradas nunca miraban un espejo.

Pero su camino a ser princesa era más importante, dejar todo por detrás, todo lo que algún día le hizo daño ya no importaba, porque ahora iba a ser un princesa, ahora demostraría a todos que llegaría hasta el final, ahora demostraría que podía conseguir su final.

Andaba como podía por la calle, no sabía donde iba, tampoco importaba, se movía, expulsaba de su cuerpo lo que le había metido para destrozar toda su obra.

Estuvo todo el día andando por calles que nunca había conocido, evitando las grandes avenidas, evitando las miradas, evitando al mundo, únicamente andando hacía el destino que le esperaba.

El calor pudo con su huida, su peso la llevó al desvanecimiento, la gravedad hizo como pudo su trabajo, y su nueva chispa de luz, sólo le mostró la vuelta al hospital, al lugar de donde escapó, al lugar donde quería destruir todo lo que había conseguido.

¿Por qué el mundo quería destruir su obra?