domingo, 15 de junio de 2008

Verás el sol


En días como hoy, que el sol ataca, me recuerda como estoy perdiendo mi vida y que cada uno de sus rayos son un ataque del enemigo. Sólo descansaré cuando el sol descanse, y no me recuerde la soledad de una tarde de domingo.

Quiero la promesa, que volveré a ver el sol, pero no como un enemigo, será un cómplice, cómplice de mi nueva vida, donde no temeré de sus rayos y seré feliz de pasar un días mas de felicidad, que ya no será más un día más cerca de la oscuridad eterna.

Aunque la soledad me atrape, nunca dejaré de ser consciente de mi mentira, sin ella no soy nada, no puedo rendirme a ella, y aunque los terceros nunca sean dañados, mi verdadero yo no será olvidado y siempre será honrado.

1 comentario:

Laura dijo...

Las tardes de domingo son un asco, solos o acompañados. Saludos.